¿Analfabetos emocionales? Fomentar la inteligencia emocional en la familia

Se denomina «analfabeto» a una persona que no sabe leer ni escribir (RAE), afortunadamente hoy en día el acceso a la educación es obligatorio y gratuito, incluso así en España todavía más de 840.000 personas son analfabetos (la mayoría mujeres de más de 70 años).
Entonces las personas que no han recibido ningún tipo de educación emocional son «analfabetos emocionales». Este término hace referencia a la incapacidad para manejar nuestras emociones y las emociones de los otros impidiendo la comprensión, aceptación, explicación y la capacidad de cambiar nuestro estado emocional.
Y es que en nuestra sociedad actual, tan cambiante, un equilibrio emocional es necesario. Afortunadamente existen profesores involucrados que se están esforzando en formarse para  hacer llegar a los centros en los que trabajan todos los beneficios que conlleva la educación emocional,  y así poder enseñar a sus alumnos a afrontar la vida de una manera más saludable y mejorar así su bienestar personal.
El entorno más adecuado e imprescindible para este desarrollo de competencias emocionales es la familia, y no todos/as tienen la suerte de tener padres o madres comprometidos con el tema, y aquí es donde podemos empezar, primero nosotros/as a mejorar nuestra inteligencia emocional para poder enseñarles a ellos/as. Es la mejor herencia que podemos dejar a nuestros/as hijos/as.
Y ahora que llegan las vacaciones y pasaremos más tiempo en familia, aprovechando que no tienen colegio y los padres/madres disfrutaremos de unos días de descanso podremos compartir más momentos de ocio y tranquilidad, sin las prisas que nos marcan los horarios durante el curso, nos va a facilitar conseguirlo.
Podemos empezar a compartir como nos sentimos, ya que el expresarlo les va a ayudar (a nosotros también) a identificar todas las emociones y va a reforzar nuestros lazos familiares, ya que hablar de nuestras emociones nos acerca y fortalece vínculos.
También a entender que todas las emociones son adaptativas ( alegría, tristeza, ira, miedo, vergüenza, celos, culpa, frustración, ilusión, amor,…) y es muy sano poder expresarlas y no reprimirlas o evitarlas, ya que nos van ayudan a tomar diferentes decisiones en nuestro día a día y van a influir en nuestro comportamiento, depende de cómo yo me sienta, así viviré mi día.
Vamos a  trasmitirles el «super poder» de cambiar su estado emocional sólo con la imaginación: Si yo estoy triste por algo que me ha pasado, y me doy cuenta de cómo me siento, sólo imaginándome una situación en la que me sentí muy bien puede cambiar mi emoción de tristeza a un estado de bienestar. Les podemos ayudar a hacerlo guiándoles con una relajación de 5 minutos en la que imaginen la situación en la cual se sentían a gusto, veremos cómo va cambiando la expresión de su cara, y estarán más relajados.
Enseñarles a averiguar cual ha sido la causa de que sientan una emoción determinada va a ser el primer paso para poder gestionarlas, tarea tan difícil para ellxs y a veces para nosotrxs: gestión de la ira, tolerancia a la frustración, manejo de la decepción o el desengaño, etc…
Todo esto les va a facilitar aprender a ponerse en el lugar del otro, fundamental para un buen desarrollo social, y poder crear unas relaciones sanas, así como mejorar las nuestras dentro de la familia. Vamos a intentar antes de juzgarles ponernos en su lugar, y no despreciarles, dar valor a sus acciones y pensamientos, tener en cuenta su punto de vista para poder mejorar su autoestima, reforzarle todas las conductas bien hechas, por pequeñas que sean y corregirle con afecto en las que se han equivocado.
En los últimos días he tenido charlas con chavales que han cometido diferentes delitos y se encuentran pagando por ello, en todxs ellxs la característica común es el analfabetismo emocional, independientemente de que provengan de familias con más o menos
recursos,  desestructuración familiar o no. Son víctimas de una sociedad que ha dejado el tema emocional de lado por ser signo de debilidad, o incluso cosas de mujeres.
Escuchemos lo que nuestros hijxs tienen que decirnos, dejemos de lado los teléfonos móviles y demás aparatos que entorpecen nuestra comunicación familiar, y dediquémonos el tiempo que necesitamos para estar más unidos y poder hacer frente a las adversidades que nos depara la vida, aprendamos también a disfrutar de los pequeños placeres y momentos pasados juntos,  recordémonos lo mucho que nos queremos, no seamos tacaños con los halago ni con los abrazos ni los besos, porque el beneficio que todo ello tiene a nivel psicológico está más que comprobado.
En Psi.co.emo apoyamos a las familias con programas de Educación emocional a la medida.
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